SER o no ser (consumir para ser consumido)
Hay muchas formas de existir, aunque todas están englobadas en esta existencia de la que somos más o menos conscientes. Por ejemplo, en esta sociedad en la que vivimos, existir es sinónimo de consumo: consumo, luego puedo existir. Para el sistema capitalista ahora rebautizado como globalización, el objetivo está muy definido: «si consumes, entonces nos interesas», o también: «si tienes algo que nos interesa para ser consumido, entonces tiene interés». Estos claros objetivos nos conducen a una pregunta ¿quién consume a quién?
Así, a través del consumo (y del poder adquisitivo), el sistema nos esclaviza, manteniendo nuestra consciencia acaparada por objetos que no son realmente necesarios y desviando nuestra atención hacia ellos a través del marketing y de los medios de comunicación (radio, prensa, televisión...), manteniéndonos adormecidos: ocupados, preocupados y distraídos. NO TE CREAS NADA o poca cosa, porque estos medios ya no informan, más bien manipulan tu atención y alteran desfavorablemente tu consciencia, afectando negativamente tu estado de ánimo (desánimo), utilizando el miedo (desesperanza: perder la esperanza) y condicionándote para que seas más fácilmente manipulable y dirigir tu atención hacia objetivos concretos. Un consumidor con miedo es predecible y además el estado preocupación-miedo-desánimo proporciona una actitud sumisa y respetuosa, en vez de revelación y justeza, lo que permite el manejo de masas de individuos con poco esfuerzo.
Un ejemplo (no, no voy a hablar de armas nucleares en Irak, eso ya pasó), el tema más relevante e incluso evidente es la gripe A y la necesidad urgente de vacunar. La forma de informar (incoherente en muchos informativos, aunque perfectamente presentada y diseñada) revela una situación relativamente angustiosa e inquietante, pero perfectamente diseñada para generar miedo, inseguridad, y la necesidad de ser vacunado. Incluso se ha cambiado la definición de pandemia, para ajustar la irrealidad de la gripe A y crear una falsa realidad: estadísticas de muertos, y ocultar los daños que puede producir la vacuna. Se evidencia que los intereses de los organismos sanitarios han sido sustituidos por los intereses económicos de las multinacionales farmacéuticas: consumir para ser consumido. Para que un virus, bacteria, hongo o cualquier otro organismo prevalezca sobre nuestra inmunología hace falta un terreno propicio (el terreno lo es todo, decía Pasteur).